"Y quien reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe” (Mateo 18, 6)
Al contemplar los rostros sonrientes de todos los graduados de las escuelas católicas que aparecen en este número, espero que se unan a mí en una oración de acción de gracias por los padres de esos graduados. Esos padres prefirieron el sacrificio a la comodidad; prefirieron el futuro de sus hijos a su propio presente.