EL BÁCULO DEL OBISPO: El reto del bien común
By Bishop James R. Golka
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” (Mateo 22, 36-40).
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Al encontrarnos inmersos en el Tiempo de Cuaresma —tiempo de oración, ayuno y limosna— nos esforzamos por volver a comprometer nuestras vidas con Jesús y desarraigar cualquier aspecto que nos impida crecer en nuestra relación con Él. Este viaje anual es siempre una invitación a discernir maneras en que podemos profundizar nuestro amor por el Señor y por los demás.
En su comentario sobre el Sermón del Monte, san Agustín nos dice que las Bienaventuranzas son un modelo de lo que significa vivir una vida cristiana. La primera bienaventuranza, “Bienaventurados los pobres de espíritu”, significa que necesitamos estar separados de todo lo que sea un obstáculo para nuestra relación con Jesús. Cuando tenemos este espíritu de desapego, somos libres de buscar el bien con todo nuestro corazón. No estamos obstaculizados por nada que se interponga en el camino de la verdadera libertad.
La libertad es quizás uno de los conceptos más incomprendidos de nuestro tiempo, y merece ser discutido con mayor detalle. Debajo de la cuestión de la libertad, sin embargo, la pregunta central es “¿Qué es bueno?”. Jesús nos da la respuesta a esto en primer lugar en sí mismo. Él es el bien que buscamos, y no podemos encontrar el bien separados de él. Cuando estamos en una buena relación con el Señor, también buscamos tener una buena relación entre nosotros. Una de las maneras en que vivimos esto es persiguiendo el bien común juntos.
¿Qué es el bien común? ¿Y cómo lo encontramos?
El Catecismo nos dice que el bien común solo puede definirse en relación con la persona humana (CIC 1905). El bien común debe fluir de nuestra identidad central como hijos amados del Padre. En cualquier debate sobre este tema, la dignidad humana debe ser la consideración primordial. Tres elementos esenciales del bien común, según el Catecismo, (CIC 1907-1909) son:
1) Respeto de los derechos fundamentales de cada persona humana
2) Bienestar social y desarrollo del grupo en sí mismo
3) Paz
Cuando se trata de cuestiones sociales, es importante tener en cuenta estos tres elementos. Tanto la oración como la prudencia son vitales para discernir el bien común en la esfera pública.
El bien común también significa que somos corresponsables de su consecución. No podemos tener un bien que sólo sea bueno para mí: también tiene que ser bueno para todos los demás miembros de la sociedad. No es “mi” bien o “tu” bien. Es “nuestro” bien. La Iglesia tiene claro que tenemos la obligación de buscar juntos el bien común, tanto por una cuestión de justicia como de caridad. Muchos documentos magisteriales subrayan el hecho de que no podemos encontrar el bien común al margen de los derechos y la dignidad de la persona humana.
Algo que ha estado en mi corazón últimamente es la crisis fronteriza. ¿Cómo podemos buscar el bien común en esta situación? Empecemos por la persona humana: los emigrantes que buscan una vida mejor en nuestro país. Muchos nacen en países pobres donde no pueden alimentar a sus familias. Tal vez vivan en lugares asolados por la violencia o la persecución. La Iglesia enseña que nuestros hermanos y hermanas de otros países tienen derecho a buscar una vida mejor en otro lugar, y la responsabilidad de hacerlo respetando también el país al que desean entrar.
También debemos considerar los derechos y responsabilidades de las personas humanas que son ciudadanos estadounidenses. ¿Cómo podemos preservar la paz, la seguridad y la integridad de nuestra nación al tiempo que mantenemos nuestra responsabilidad, como una de las naciones más ricas, de acoger e integrar a los inmigrantes? ¿Cómo damos de nuestra abundancia para ayudar a los necesitados? ¿Qué soluciones podemos encontrar a las situaciones que están haciendo que las personas huyan de su patria en primer lugar?
Tanto las naciones como los individuos tienen derechos y responsabilidades que deben servir mutuamente al bien común, un bien que el Catecismo describe como “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección”. Por favor toma un momento para leer el artículo de “Caritas Corner” de Andy Barton sobre el buen trabajo que Caridades Católicas de Colorado Central está haciendo por el bien común de nuestra comunidad local.
La crisis fronteriza debe abordarse, más pronto que tarde, de forma que sirva al bien común. Por favor, reza por la fortaleza y la prudencia de nuestros líderes políticos. Reza por los emigrantes que buscan la dignidad humana. Reza por las víctimas de los cárteles de la droga y de la trata de seres humanos. Considera la posibilidad de ayunar por esta intención. Cuando des limosna esta Cuaresma, pregunta al Señor quiénes son los “más pequeños” a los que él quiere que ayudes. Trabajemos siempre juntos para reconocer a Cristo en cada persona humana. Mientras mantenemos conversaciones sobre este tema, esforcémonos por ser caritativos y trabajar humildemente juntos por el bien común.
(Traducido por Luis Baudry-Simón.)
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