EL BÁCULO DEL OBISPO: Esperanza y transformación
By Bishop James R. Golka
Cuando el Padre Jason Keas (párroco de Divino Redentor) y el Padre Alex Díaz (párroco de Nuestra Señora de Guadalupe) se me acercaron por primera vez con la visión de unir las dos parroquias en un Santuario diocesano, me conmovió el discernimiento orante de estos santos hombres, así como su humildad y caridad al ser conscientes de las necesidades de cada parroquia y de la diócesis.
Mientras discernía esta decisión en oración, parecía claro que el Espíritu Santo estaba obrando; por lo tanto, he dado mi bendición a este esfuerzo, y el Santuario diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe en la Iglesia del Divino Redentor se establecerá el 1 de julio de 2025.
Todos los domingos en el Credo, profesamos que nuestra Iglesia es “una, santa, católica y apostólica”. Unificar las parroquias de Nuestra Señora de Guadalupe y Divino Redentor y transformarlas en un Santuario tiene la intención de ayudarnos a todos a servir mejor a la misión apostólica tanto de las parroquias como de la diócesis. En cada misión, Dios también nos pide que seamos buenos administradores de los recursos que nos ha dado. Unificar las dos parroquias nos permite administrar más sabiamente las necesidades y los recursos de ambas parroquias.
Al escuchar al p. Díaz y el P. Keas, compartieron varias ideas sobre la idea que finalmente tomó forma como la visión de este Santuario. El P. Díaz observó que la gente de Nuestra Señora de Guadalupe ha estado orando por una casa parroquial más grande durante mucho tiempo. Sus misas están llenas y están alejando a la gente de las clases de educación religiosa porque no hay suficiente espacio. El P. Keas compartió que, con los cambios demográficos en el vecindario parroquial y el inminente cierre de la escuela parroquial, parecía una buena administración para ayudar con las necesidades de las instalaciones de Nuestra Señora de Guadalupe. El edificio de la escuela, en lugar de estar vacío, se usaría una vez más para educar a los niños en la fe.
Con mi aprobación, el P. Keas y el P. Díaz anunciaron el próximo cambio en sus respectivas parroquias el fin de semana del 15/16 de marzo. No es una coincidencia que la lectura del Evangelio para el segundo domingo de Cuaresma de este año incluyera el relato de la Transfiguración. Cuando Jesús se transfigura ante Pedro, Santiago y Juan, vemos un atisbo de la gloria futura planeada para cada uno de nosotros. Esta transformación es un proceso continuo, y estamos llamados una y otra vez a ser transformados para ser cada vez más como Cristo con la esperanza de compartir esa gloria futura. Esta unificación y elevación de la parroquia a Santuario diocesano apunta a esa realidad de transformación continua.
A medida que avanzamos hacia un futuro esperanzador, también es importante honrar y recordar el impacto que estas parroquias han tenido en la vida de innumerables personas en el pasado. Si bien el cambio a menudo es difícil, este también es un momento de gran esperanza. Les pido sus oraciones por los fieles de Divino Redentor y Nuestra Señora de Guadalupe mientras trabajan juntos para transformar sus comunidades individuales en un Santuario, un faro de esperanza, para toda la comunidad.
Algunos podrían preguntarse por qué estamos estableciendo un santuario, qué es un santuario y qué lo hace especial. El Derecho Canónico nos dice que un santuario es “una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con aprobación del Ordinario del lugar (es decir, el obispo)” (Can. 1230). Si bien hay diferentes tipos de santuarios, la peregrinación sigue siendo un aspecto fundamental de todos los santuarios.
Parece especialmente apropiado que este santuario se establezca durante este Año Jubilar de la Esperanza con su tema, “Peregrinos de la Esperanza”. La peregrinación es parte de nuestra identidad católica y refleja nuestro viaje de transformación en los santos que Dios nos está llamando a ser. Los santuarios también están destinados a ser lugares de transformación para los peregrinos; particularmente dedicados a la oración, las devociones, la recepción de los sacramentos y las obras de misericordia.
María, bajo el título de “Nuestra Señora de Guadalupe”, es la patrona de la Diócesis de Colorado Springs. Nuestra Señora de Guadalupe es también la patrona de las Américas y de los no nacidos. Necesitamos especialmente su intercesión para la protección de los no nacidos aquí en los Estados Unidos de América, y particularmente en Colorado, donde el aborto está consagrado como un “derecho” en nuestra constitución estatal.
La oscuridad que vemos a nuestro alrededor es el resultado de un mundo que ha perdido la esperanza. Jesús, el Divino Redentor, es nuestra esperanza. Solo Él puede salvarnos de la oscuridad de nuestros pecados, y es su Madre quien nos señala a Él. Es mi oración que el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la Iglesia del Divino Redentor sea un lugar de paz, transformación y sanación; donde todos puedan sentirse fascinados por Cristo y encontrar esperanza en él.
(Traducido por Luís Baudry-Simón.)
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