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EL BÁCULO DEL OBISPO: Jesucristo es el camino a la salvación
Linda Oppelt

EL BÁCULO DEL OBISPO: Jesucristo es el camino a la salvación

By Bishop James R. Golka

En un discurso reciente en una reunión interreligiosa con jóvenes en Singapur, se citó al Papa Francisco diciendo: “Todas las religiones son caminos hacia Dios”. Este comentario ha causado bastante confusión y preocupación con respecto a lo que la Iglesia enseña sobre Jesucristo, la Iglesia y el camino a la salvación. 

Es importante entender que el Santo Padre hablaba espontáneamente, y su comentario es solo una parte de una enseñanza mucho más grande y matizada de la Iglesia sobre la salvación y otras religiones.  Por lo tanto, espero proporcionar algo de claridad a lo que la Iglesia enseña sobre el camino a la salvación que viene a través de Jesucristo y la Iglesia Católica y cómo esto se relaciona con otras religiones. 

En primer lugar, el punto del Santo Padre puede entenderse en el sentido de que todas las religiones manifiestan la búsqueda de Dios por parte de la humanidad y, de alguna manera, nos llevan a una comprensión de Dios.   Como dice el Vaticano II: “La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres”‌ (Nostra aetate, 2).

Pero mientras que otras religiones pueden ayudar a llevar a alguien a Dios, es solo Jesucristo, el único Hijo de Dios, quien es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6) quien revela completamente al único Dios verdadero y nos lleva a la salvación. Por lo tanto, solo conociendo y encontrando a Cristo podemos conocer verdaderamente a Dios. La Iglesia enseña claramente que la revelación completa de Dios solo se puede encontrar en la revelación de Jesucristo. “Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación”‌.  (Dei Verbum, 2).   

La Iglesia también enseña claramente que Jesucristo no solo revela completamente a Dios, sino que él es el único mediador entre Dios y la humanidad y es solo a través de Cristo que podemos tener la salvación.   Esta enseñanza fue aclarada en el año 2000 por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe cuando afirma: “Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios”  (Dominus Iesus,14). Solo Jesús es el camino al Padre y la puerta de la salvación para todos.

La Iglesia también ha enseñado claramente que este único camino a la salvación a través de Jesucristo no puede separarse de la misión de la Iglesia que él fundó.  Se ha vuelto muy popular en estos días adoptar una espiritualidad desprovista de religión, o un tipo de cristianismo separado de la Iglesia que Jesucristo claramente fundó.  Separar la salvación ofrecida por Jesucristo de la Iglesia fundada por él como instrumento de salvación es un grave error de nuestro tiempo. Como enseña la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe citando el Vaticano II y a San Juan Pablo II: “Ante todo, debe ser firmemente creído que la ‘Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta’‌. Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, ‘es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación’”‌ (Dominus Iesus, 20)

Si bien la salvación solo es posible a través de Cristo y su Iglesia, el Catecismo de la Iglesia Católica también enseña que “Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna” (847). Al mismo tiempo, “Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, ‘sin la que es imposible agradarle’ (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar”  (848).

Por lo tanto, la misión principal de la Iglesia es evangelizar para que toda la humanidad pueda conocer y ser salvada por Jesucristo a través de su Iglesia.  Debido a esto, cada católico individual y la Iglesia en su conjunto deben ser energizados y consumidos con el deseo de dar testimonio del poder de Jesucristo en la práctica de nuestra fe católica. Esta misión de evangelización no es una especie de “complemento” a la misión de la Iglesia, sino que está en el corazón mismo de su existencia, tanto es así que San Pablo VI enseñó que “Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios . . .” (Evangelii nuntiandi,14).  Esta misión de evangelizar está de acuerdo con la voluntad de Dios de que todos se salven a través de Jesucristo y es la responsabilidad de todos los bautizados. “En efecto, ‘Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad’ (1 Tm 2, 4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera”‌ (Catecismo de la Iglesia Católica, 851). 

Por lo tanto, aprovechemos esta oportunidad no solo para comprender más claramente lo que la Iglesia enseña sobre Jesucristo y la Iglesia como el único camino hacia la salvación, sino también para asumir personalmente la misión de la evangelización para que podamos ser heraldos de las buenas nuevas de la salvación ofrecidas por Jesucristo a todos.  

(Traducido por Luis Baudry-Simón)

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